Las pupilas de una persona nos dan mucha información de cómo
se siente en ese momento. Por lo que podemos identificar si lo está sintiendo o viendo le agrada o no.
Evidentemente nos aseguramos que la persona a quién leemos
sus pupilas tenga unas pupilas funcionalmente normales y que no hayan otros
factores que nos puedan llevar a confusión como la dilatación por falta de luz,
o por la ingesta de algunos medicamentos, drogas o alcohol.
Teniendo en cuenta lo dicho, si nuestro interlocutor tiene
las pupilas dilatas podemos estar bien seguro que lo que está escuchando,
sintiendo o viendo le gusta. Lo contrario pasa si las tiene contraídas.
A partir de lo que nos muestran las pupilas del otro y cómo
las leemos, podemos decidir si seguimos o cambiamos algo en la forma de
comunicarnos.
Una curiosidad interesante y que nos puede ser útil es que
está demostrado que las gafas de sol puestas encima de la cabeza transmiten una
información similar a las pupilas dilatas. Podríamos decir que las lentes son una
prolongación de las pupilas.
"Me quité las gafas de sol para dejarle claro que estaba enamorado"
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