El maltrato entre las personas, ya sea físico y/o psíquico está a la orden del día y parece que la sociedad, por fin, está concienciada de la gravedad de ello y sabemos que debemos actuar.
La mayoría de veces que hay una persona maltratada, ya sea
un menor en el colegio, una mujer por su marido, una madre por su hijo o
cualquier por cualquiera solemos trabajar o castigar al agresor/a. Y desde hace
relativamente poco las personas que conocemos y vivimos de cerca un maltrato
nos sentimos en parte responsables y sabemos que debemos actuar denunciando tal
situación. Pero nos olvidamos de un aspecto imprescindible para que la persona
maltratada tenga menos posibilidades de volverlo a ser: tenemos que darle las
herramientas y habilidades sociales necesarias para evitar o superar situaciones
que no sean las deseables similares a las ya vividas para así desvictimizar a
la persona.
Hay demasiados casos en que un niño al que le cuesta relacionarse
en la escuela no tenga problemas similares en otros contextos que no sea el
estrictamente familiar. Y es por eso que no nos podemos quedar sólo con
trabajar con el agresor o compañeros, sino que debemos ir un paso más.
Una vez sabemos que nuestro trabajo se expande a la víctima
tenemos que trabajar de forma acertada partiendo de la máxima información que
tengamos de ella y de las situaciones que vive. Analizaremos cómo reacciona o
actúa en según que momento o cómo es su forma normal de hacerlo y vamos a
procurar, sobretodo e inicialmente reforzar su autoestima, ya que es muy
probable que sea uno de los aspectos claves.
Cada víctima es un mundo y hay que trabajar de forma
individual. Pero algunos aspectos generales o consejos para iniciar la ayuda son:
-
Reforzamos su autoestima.
-
Somos positivos.
-
Hacemos escucha activa.
-
Ayudamos a enfrentarse a las situaciones sin huir.
-
Le enseñamos a escuchar y empatizar.
-
Trabajamos su comunicación verbal y corporal
-
Observamos su aspecto e higiene.
-
Proponer juegos, trabajos y/o deportes en equipo.
-
Haremos observación de todo lo que pueda ser de ayuda
para trabajarlo:
o
Si saluda y despide
o
Si se preocupa por los otros
o
Si sabe hacer cumplidos.
o
Si sabe decir que no.
o
Si sabe aceptar una negativa
o
Cómo resuelve un problema
o
Cómo conoce a nuevas personas (iguales y
mayores)
o
Cómo se presenta
o
Cómo es su contacto físico con los demás
o
En qué momentos sonríe
o
Cuándo mira a los ojos
o
Cómo camina.
o
Como se relaciona en el juego en grupo
o
Cuándo toma iniciativas
o
…
Conociendo la víctima, teniendo ganas, sabiendo hacer y paciencia,
evitaremos posibles maltratos o exclusiones futuras, aumentando la seguridad física
y mental de la persona ayudada.
- Aprendí a mirar enfrente y ya nadie se me enfrentó.
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