Cuando somos pequeños el juego forma parte indispensable de
nuestro tiempo y ocupa gran parte de nuestra vida. Vivíamos con intensidad y
sin angustia aventuras que sólo estaban en nuestra cabeza y que eran más
ciertas que la misma realidad entendida por todos. Ya que lo cierto en cada uno
es lo que reside en su mente.
Sabiendo que mi mente es lo cierto y real en mí, y el juego
la estimula positivamente, parece evidente la necesidad de jugar en todo lo que
nos sea posible y eso es SIEMPRE.
¿Y cómo hago para convertir mi vida en un juego? Aquí os
dejo unos sencillos pasos:
1. Abstráete del YO.
Cogemos distancia de nuestro propio yo y ahora sólo somos el personaje
principal del juego. Imaginemos a qué nos gusta jugar y vinculémoslo. Pasamos a
ser una tercera persona que mueve y hace jugar al personaje.
2. Visualiza las variantes del juego
Como la mayoría de juegos contamos con conflictos que se nos
presentan, “armas”, enemigos, amigos, posibles caminos, sorpresas,
bonificaciones y diferentes “vidas”, incluso podemos cambiar de personaje…
3. Lo divertido es jugar (vivir)
Lo importante es disfrutar jugando y aprender de los
errores. Vívelo todo como un juego en que se aprende para que la próxima
partida llegues más lejos.
4. Diseña una estrategia
Sabiendo todo lo anterior vamos a pensar qué estrategia
usar para pasar/superar el juego o al menos llegar lo más lejos posible.
5. Insiste
Es difícil ganar un juego la primera vez que lo pruebas y la
manera de superarlo es practicando. Seguro que cada vez eres un competidor mejor.
6. Céntrate en los logros
Piensa en lo bueno que has sido en los logros jugando y que
aún quedan muchas victorias que celebrar.
7. Dibújate ganador
Imagínate en la última pantalla recogiendo el premio o “salvando
a la princesa” y lucha por ello.
Juega, juega y juega. De esta manera te sentirás más fuerte anímicamente,
disfrutarás de todo, incluso de las derrotas y desearás encontrar nuevos retos que enfrentarte.
¡QUÉ EMPIECE LA PARTIDA!
Ahora decido ser un gato y tengo 7 vidas.